Pequeña pero esencial para el funcionamiento de nuestro cuerpo, la tiroides es una glándula que influye en muchos procesos y actividades que tienen lugar en nuestro organismo. Entre estos, el metabolismo, la absorción de nutrientes, la frecuencia cardíaca, la temperatura, el ciclo menstrual, la concepción y el desarrollo del feto en el embarazo.
Por tanto, está claro que si la tiroides no realiza correctamente su función, nuestra salud se resiente. Un problema que afecta principalmente a las mujeres, las más afectadas por enfermedades tiroideas.
¿Qué es la tiroides? ¿Cómo se hace y para qué sirve? ¿Qué enfermedades te pueden afectar? ¿Qué pruebas necesitas hacerte para saber si tienes un problema de tiroides? ¿Y cuáles son las mejores terapias para curarlo? ¿Cuál es la dieta adecuada para mantener sana esta glándula? En nuestra guía, encontrará respuestas a todas sus preguntas.
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Que es la tiroides
La tiroides es una glándula endocrina ubicada en la parte anterior del cuello. Produce hormonas tiroideas, triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), que regulan muchas funciones metabólicas, incluido el crecimiento corporal y el desarrollo de varios sistemas, desde el sistema nervioso central hasta el sistema reproductivo. Es, por tanto, una glándula muy importante para el buen funcionamiento de todo el organismo.
Anatomía de la tiroides
La tiroides está situada en la región anterior del cuello, justo encima de la base, por delante de la laringe y la tráquea y en correspondencia con la nuez de Adán.
Tiene forma de mariposa: los dos lóbulos, derecho e izquierdo, colocados a los lados de la laringe, corresponden a las alas, que están unidas en el centro por una porción de la tiroides llamada istmo.
Es una glándula muy pequeña, de 5-8 cm de largo y 3-4 cm de ancho. Su peso es variable y, en promedio, en adultos es igual a 20 g. Durante la infancia y la adolescencia, la glándula tiroides aumenta de tamaño y, especialmente en el momento de la pubertad, sufre un importante aumento de volumen.
Desde un punto de vista estructural, está compuesto por pequeñas cavidades circulares, llamadas folículos tiroideos, que sintetizan, acumulan y secretan hormonas. Los folículos tiroideos están revestidos por una capa de células secretoras: las células foliculares o tirocitos.
La tiroides es una glándula muy vascularizada. El suministro de sangre está asegurado por las arterias tiroideas superior e inferior, mientras que un plexo venoso que fluye hacia la yugular permite que la sangre fluya hacia atrás desde la glándula.
Fisiología de la tiroides
Los tirocitos producen tiroglobulina, una proteína precursora de las hormonas tiroideas. La tiroglobulina es rica en tirosina, un aminoácido que se une al yodo, que los tirocitos toman de la sangre y transportan a las cavidades foliculares, para sintetizar las hormonas tiroideas T3 y T4.
Este micronutriente, presente en el organismo en pequeñas cantidades (15-20 mg) y concentrado casi exclusivamente en el tiroides, es un componente esencial de las hormonas tiroideas y representa un potente modulador de la funcionalidad de la glándula.
En la cavidad folicular existe un líquido viscoso, el coloide, donde se almacenan las hormonas para ser liberadas según las necesidades del organismo.
Síntesis y secreción de las hormonas tiroideas está regulada por mecanismos muy complejos en los que interviene la hipófisis, es decir, la principal glándula endocrina del organismo, situada en la base del cerebro.
La hipófisis ejerce un estricto control sobre la tiroides a través de la hormona estimulante de la tiroides o TSH (tiroidea estimulante de la hormona): cuando los niveles de hormonas tiroideas están bajos, la TSH hace que la tiroides libere mayores cantidades de ellas y las libere a la sangre, cuando están en circulación hay demasiados, la pituitaria pone la tiroides a descansar.
La tiroides se llama “glándula endocrina” precisamente porque secreta hormonas y las libera en el torrente sanguíneo. A través de la sangre, estos mensajeros químicos llegan a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo, asegurando su plena funcionalidad y permitiendo que el organismo y sus componentes realicen sus actividades de forma adecuada.
¿Para qué sirve la tiroides?
La tiroides juega un papel fundamental para el organismo ya que regula el metabolismo e influye en la actividad de muchos órganos y sistemas, además de actuar sobre su desarrollo y crecimiento. Realiza estas funciones a través de las hormonas que produce, triyodotironina (o T3) y tiroxina (o tetrayodotironina, o T4). Estas hormonas afectan el metabolismo basal, lipídico y de la glucosa, así como muchos sistemas, desde el respiratorio hasta el termorregulador, desde el cardiovascular hasta el esquelético, desde el nervioso hasta el reproductivo.
Por esta razón, la función tiroidea adecuada es muy importante, desde el nacimiento hasta la edad adulta.
Aquí, en detalle, están algunas de las tareas realizadas por las hormonas tiroideas:
- regular el metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas
- afectar el latido del corazón
- regular el ciclo menstrual
- promover el desarrollo del cerebro en el feto y el niño
- regular el apetito, la velocidad a la que el cuerpo quema calorías y, en consecuencia, la capacidad de perder o ganar peso
- afectar el desarrollo y crecimiento de los huesos
- regular la temperatura corporal
- implicado en la contracción muscular
- regular la tasa metabólica basal, contribuyendo al gasto de energía del cuerpo
- afectar los niveles de colesterol en la sangre.
Enfermedades de la tiroides
Las enfermedades de la tiroides están en constante crecimiento: según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, reportadas por el Instituto Nacional de Salud, en el mundo hay mil millones de personas afectadas por disfunción tiroidea. Las mujeres tienen 5 veces más probabilidades de sufrirlo que los hombres.
Según los datos publicados durante la Semana Mundial de la Tiroides 2022, hay 6 millones de italianos con problemas de tiroides. Para las personas con invalidez civil reconocida por enfermedad tiroidea, el INPS reserva un aporte en efectivo, comúnmente conocido como “bono tiroideo”.
Entre las principales causas detrás de la difusión cada vez mayor de enfermedades de la tiroides en el mundo está la deficiencia de yodo, uno de los problemas de salud pública más graves según la Organización Mundial de la Salud. Este oligoelemento, de hecho, es un componente esencial de las hormonas tiroideas, por lo que su carencia puede conducir al desarrollo de diversas enfermedades, más o menos graves según la edad y el sexo, particularmente riesgosas en el embarazo y en los niños. Por ello es importante seguir una dieta rica en yodo, consumiendo sal yodada y sirviendo alimentos ricos en ella.
Otros factores que pueden aumentar su riesgo de desarrollar enfermedad de la tiroides incluyen:
- género: las mujeres, como hemos dicho, son más propensas que los hombres a sufrir una disfunción tiroidea
- edad: la posibilidad de ser afectado por la enfermedad de la tiroides aumenta después de los 50 años
- antecedentes personales o familiares
- humo de cigarro
- tomando ciertos medicamentos
- ciertos tratamientos, como los tratamientos radiactivos.
Las enfermedades de la tiroides pueden estar ligadas a una alteración de su función (hipotiroidismo o hipertiroidismo), a procesos inflamatorios de carácter vírico, bacteriano o autoinmune (tiroiditis de Hashimoto y enfermedad de Graves), a la aparición de nódulos en el interior de la glándula, desarrollo de un tumor o agrandamiento de la glándula tiroides (bocio).
Veamos las principales enfermedades de la tiroides para conocer las causas, los síntomas y cómo tratarlas.
Hipertiroidismo
El hipertiroidismo es una condición que ocurre cuando la tiroides produce demasiada hormona tiroidea. Esta disfunción afecta el metabolismo, provocando una aceleración anormal de los procesos metabólicos del cuerpo que puede tener consecuencias en varios distritos del cuerpo, incluyendo la función cardíaca y el metabolismo óseo.
Síntomas del hipertiroidismo
Los principales síntomas del hipertiroidismo incluyen:
- pérdida de peso repentina e inexplicable a pesar del aumento del apetito
- nerviosismo, inquietud e irritabilidad
- ansiedad
- trastornos del sueño
- hiperactividad
- taquicardia, arritmia, palpitaciones
- temblores
- sudoración intensa
- hinchazón visible de la glándula tiroides (bocio)
- ciclo menstrual irregular
- intolerancia al calor
- trastornos intestinales
- cansancio y debilidad muscular
- trastornos oculares (si su hipertiroidismo es causado por la enfermedad de Basedow-Graves, de la que hablaremos más adelante): ojos saltones, ardor, enrojecimiento e hinchazón de los ojos, lagrimeo excesivo, visión borrosa o doble, sensibilidad a la luz.
Las causas del hipertiroidismo
Las causas del hipertiroidismo, o producción excesiva de hormonas por parte de la glándula tiroides, pueden ser variadas:
- Enfermedad de Basedow-Graves: esta forma de tiroiditis autoinmune, también conocida como bocio tóxico difuso, es la causa más común de hipertiroidismo. En las personas con esta enfermedad, el sistema inmunitario ataca por error a la tiroides y hace que produzca demasiada hormona tiroidea.
- tiroiditis
- nódulos tiroideos
- uso incontrolado de suplementos de yodo, que estimulan excesivamente la actividad tiroidea
- tomando medicamentos como la amiodarona, que se usa para controlar los latidos cardíacos irregulares, que tiene un alto contenido de yodo
- cáncer de tiroides.
Cómo curar el hipertiroidismo
El tratamiento del hipertiroidismo debe ser personalizado teniendo en cuenta muchos factores, como la edad, el cuadro clínico general, las causas y la gravedad de la enfermedad.
Las posibles terapias están dirigidas a reducir la producción de hormonas tiroideas y los síntomas del hipertiroidismo e incluyen:
- tratamiento con yodo radiactivo, una forma de radioterapia utilizada para tratar la mayoría de los casos de tiroides hiperactiva, que reduce la producción de hormonas y el volumen de la glándula
- medicamentos antitiroideos, que reducen la síntesis de hormonas tiroideas
- betabloqueantes, medicamentos comúnmente utilizados para tratar la presión arterial alta que pueden limitar los síntomas cardíacos del hipertiroidismo.
Cuando otros tratamientos no son posibles, por ejemplo en el embarazo, en presencia de un gran bocio o en el caso de trastornos oculares relacionados con la enfermedad de Basedow-Graves, la terapia consiste en cirugía para la extirpación total o parcial de la glándula tiroides (tiroidectomía) .
En caso de hipertiroidismo, también es importante limitar el consumo de alimentos ricos en yodo, como el pescado y la sal yodada, ya que este micronutriente estimula la producción de hormonas tiroideas.
Hipotiroidismo
Cuando la tiroides no produce suficientes hormonas, se llama hipotiroidismo. Esta condición conduce a una desaceleración de los procesos metabólicos.
En las primeras etapas, el hipotiroidismo no causa problemas, pero a la larga, si no se trata, puede causar problemas de salud graves, como obesidad, dolor en las articulaciones, infertilidad y enfermedades del corazón. El hipotiroidismo congénito, que puede ocurrir en el feto, puede causar lesiones en el sistema nervioso central, lo que resulta en un retraso mental y del crecimiento severo debido al suministro insuficiente de hormonas tiroideas. El hipotiroidismo congénito (HC) primario es la endocrinopatía más frecuente de la infancia. Se estima que 1 recién nacido de cada 3000-4000 nacidos vivos en el mundo está afectado por esta patología, provocada en la mayoría de los casos por alteraciones en la embriogénesis de la glándula tiroides. Es decir, la tiroides puede estar completamente ausente o incompletamente desarrollada. A través de los programas de tamizaje neonatal es posible diagnosticar y tratar oportunamente esta patología.
Síntomas del hipotiroidismo
¿Cuáles son los síntomas del hipotiroidismo? Como hemos mencionado, esta condición suele ser asintomática al principio. Los trastornos tienden a desarrollarse lentamente e incluyen:
- cansancio y somnolencia excesiva
- debilidad muscular y calambres
- aumento de peso
- intolerancia al frío
- constipación
- ciclo menstrual irregular
- niveles altos de colesterol en la sangre
- frecuencia cardíaca lenta
- voz ronca
- piel pálida y seca
- adelgazamiento y caída del cabello
- problemas de memoria y concentración
- depresión
- mixedema, que es una acumulación de líquido en los tejidos, especialmente en la piel y los músculos, que puede ocurrir en casos de
- hipotiroidismo severo y puede causar hinchazón facial.
Las causas
Las principales causas del hipotiroidismo incluyen:
- deficiencia de yodo
- enfermedad tiroidea autoinmune, como la tiroiditis de Hashimoto, en la que el sistema inmunitario ataca por error a las células tiroideas y provoca una reducción de las hormonas tiroideas
- extirpación de la glándula tiroides después de nódulos, cáncer o hipertiroidismo que no respondieron al tratamiento farmacológico
- tratamiento radiactivo del hipertiroidismo, bocio o cáncer de tiroides.
Cómo curar el hipotiroidismo
La terapia estándar para el hipotiroidismo consiste en tomar la hormona tiroidea T4 (levotiroxina) por vía oral. Este tratamiento devuelve los niveles hormonales a la normalidad y detiene los síntomas del hipotiroidismo. La levotiroxina está disponible en forma de comprimidos y en Italia la paga el Servicio Nacional de Salud. El medicamento que generalmente se usa es Eutirox y debe tomarse de por vida. Puede presentar algunos efectos secundarios, que sin embargo pueden evitarse si se respetan las dosis recomendadas.
También es importante seguir una dieta para el hipotiroidismo, evitando especialmente los alimentos bociogénicos, es decir, aquellos que pueden interferir en el metabolismo del yodo y reducir la absorción de levotiroxina. En esta categoría se incluyen la soja y sus derivados, algunas hortalizas, como el brócoli y la coliflor, los frutos secos, las oleaginosas y algunos tipos de frutas frescas, como los duraznos y las fresas.
Bocio de tiroides
El bocio tiroideo es un agrandamiento de la glándula tiroides que aparece como un bulto en el cuello y puede tener diferentes características y múltiples causas.
Hay dos tipos principales de bocio:
- bocio difuso, cuando toda la tiroides se agranda y su superficie es suave al tacto
- bocio nodular, si se desarrollan nódulos sólidos o llenos de líquido dentro de la glándula tiroides, lo que hace que su superficie sea irregular a la palpación. El bocio nodular puede, a su vez, ser uninodular o multinodular si afecta, respectivamente, a una o más zonas de la glándula.
Síntomas
En la mayoría de los casos, el bocio es pequeño y no causa síntomas. Sin embargo, si el agrandamiento de la tiroides es significativo, la glándula puede comprimir los órganos cercanos y causar problemas para respirar y tragar.
Las causas del bocio
Las causas de una glándula tiroides agrandada pueden ser diferentes. Entre los principales se encuentran:
- hipotiroidismo, porque la producción reducida de hormonas tiroideas hace que la hipófisis estimule la tiroides, a través de la hormona TSH, haciendo que aumente de tamaño para producir más hormonas
- hipertiroidismo, porque el exceso de producción de hormonas corresponde a un aumento en el volumen de la glándula
- deficiencia de yodo en la dieta
- nódulos tiroideos
- tiroiditis
- tumores tiroideos.
Ciertas condiciones y etapas de la vida, como la pubertad, el embarazo y la menopausia, producen cambios en los niveles hormonales que pueden modificar la función de la glándula tiroides, favoreciendo la aparición del bocio.
Cómo tratar el bocio
La terapia del bocio depende de los problemas que la causaron. Los bocios pequeños que son asintomáticos generalmente no necesitan tratamiento.
Si, por el contrario, el bocio es voluminoso y compromete la respiración y la deglución, puede ser necesaria una cirugía de tiroidectomía, para extirpar toda la tiroides o extirpar una parte de ella.
Nódulos tiroideos
Los nódulos tiroideos son formaciones, sólidas o llenas de líquido, que se desarrollan dentro de la glándula y, según el Istituto Superiore di Sanità, representan la afección tiroidea más común. Se estima que están presentes en el 40-50% de la población.
Síntomas de los nódulos tiroideos
Los nódulos son casi siempre benignos y sólo en un 3-5% de los casos tienen características de malignidad. Por lo general, no son graves y no causan síntomas. Por esta razón, su presencia suele identificarse durante los controles de rutina normales.
Cuando dan molestias, los nódulos tiroideos pueden causar:
- opresión en el cuello
- dificultad para tragar o respirar.
En raras ocasiones, los nódulos pueden provocar una producción excesiva de hormonas tiroideas, por lo tanto un cuadro de hipertiroidismo.
Causas
En el origen de la aparición de los nódulos tiroideos pueden existir varias causas:
- deficiencia de yodo en la dieta
- crecimiento excesivo de tejido tiroideo normal o adenoma tiroideo, una afección que no se considera grave a menos que su tamaño provoque síntomas molestos
- tiroiditis, a menudo asociada con hipotiroidismo
- cáncer de tiroides, una eventualidad bastante rara, cuyo riesgo es mayor en presencia de familiares con enfermedades de la tiroides.
La terapia de los nódulos tiroideos
La terapia del nódulo depende del diagnóstico. Para un nódulo benigno, el seguimiento periódico con ecografías y pruebas de función tiroidea puede ser suficiente: si no cambia, no hay necesidad de intervenir. En cambio, es necesario el tratamiento farmacológico o quirúrgico si el nódulo, aunque benigno, causa hipertiroidismo o es lo suficientemente grande como para causar alteraciones y dificultar la deglución y la respiración.
Si, por el contrario, el nódulo tiene características que hacen sospechar malignidad, el abordaje puede incluir la extirpación quirúrgica de parte o la totalidad del tiroides. El tratamiento deberá ser evaluado por el endocrinólogo en función del cuadro clínico y los factores de riesgo.
Tumores de tiroides
Los tumores de tiroides son, afortunadamente, una eventualidad bastante rara: como hemos comentado, el 3-5% de los nódulos son de origen tumoral maligno. Los tumores de tiroides se deben a una transformación maligna de una o más células, las cuales experimentan un crecimiento descontrolado.
Hay varios tipos de cáncer de tiroides, pero los más comunes son:
- Carcinoma papilar: afecta predominantemente al grupo de edad entre 30 y 50 años.
- Carcinoma folicular: Es más frecuente a partir de los 50 años.
Síntomas de los tumores de tiroides
En general, estos son tumores de crecimiento lento y no agresivos, que a menudo no muestran signos. La señal de advertencia más común es un bulto o hinchazón indoloro que se desarrolla en el cuello. Otros síntomas tienden a aparecer solo en las etapas avanzadas de la enfermedad y pueden incluir ronquera inexplicable que dura algunas semanas, dolor de garganta o dificultad para tragar.
Causas y factores de riesgo
Entre los factores de riesgo que pueden predisponer al desarrollo de cáncer de tiroides se encuentran:
- deficiencia de yodo
- exposición a altos niveles de radiación
- bocio nodular, que en algunos casos puede conducir a la transformación maligna de las células.
Terapia
La terapia recomendada es la cirugía (tiroidectomía) con la extirpación, generalmente, de toda la tiroides. Después de la cirugía, deberá tomar hormona tiroidea T4 (levotiroxina) de por vida.
Tiroiditis
La tiroiditis es una inflamación de la glándula tiroides que puede provocar niveles anormales (altos o bajos) de hormonas tiroideas y puede tener varias causas.
Tiroiditis de Hashimoto: síntomas, causas, tratamientos
La forma más común de tiroiditis es la tiroiditis de Hashimoto. Es una enfermedad autoinmune causada por una anomalía en el sistema inmunitario, que produce anticuerpos que atacan las células tiroideas.
La tiroiditis de Hashimoto progresa lentamente y puede permanecer asintomática durante mucho tiempo. Sólo en la fase avanzada provoca daños irreversibles en la glándula, con disminución de las hormonas tiroideas y los síntomas típicos del hipotiroidismo.
La causa desencadenante no está clara. Parece que en el origen de su desarrollo pueden existir factores genéticos, combinados con otros problemas como la diabetes tipo 1.
El tratamiento de la tiroiditis depende de la naturaleza de la inflamación. Para la tiroiditis de Hashimoto, el tratamiento se basa en la hormona tiroidea T4 (levotiroxina), que generalmente se sigue de por vida.
Otras tiroiditis
Además de la tiroiditis de Hashimoto, también existen otras tiroiditis autoinmunes, como la ya mencionada enfermedad de Basedow-Graves, tiroiditis de origen viral (de Quervain o tiroiditis subaguda) y de origen bacteriano (tiroiditis aguda). También existe una forma de tiroiditis posparto, una disfunción de la tiroides que ocurre dentro del año posterior al parto y parece estar relacionada con el retorno a la normalidad del sistema inmunitario después del embarazo.
Enfermedad tiroidea en la mujer: consecuencias y riesgos
Como hemos comentado, las patologías tiroideas son un problema puramente femenino y pueden llegar a causar trastornos incluso muy graves en la mujer, especialmente en algunas fases de la vida, como el embarazo.
La funcionalidad de la tiroides, de hecho, influye en los mecanismos de ovulación, la maduración del ovocito y el metabolismo de las hormonas sexuales. Por ello, las disfunciones tiroideas como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo pueden interferir en la regularidad del ciclo menstrual, pero también repercutir negativamente en la fertilidad y dificultar la concepción.
Durante el embarazo, una tiroides poco activa puede aumentar el riesgo de abortos espontáneos y causar complicaciones y patologías fetales.
La falta de hormonas tiroideas debido al hipotiroidismo, en particular, puede conducir a un hipotiroidismo congénito que afecta el desarrollo neurológico y cognitivo del feto. Por ello, como hemos comentado, se prevé un programa de cribado de todos los recién nacidos que permita identificar este problema y tratarlo de forma precoz con terapia de reemplazo de hormonas tiroideas.
Entre las graves consecuencias del hipotiroidismo para la mujer embarazada y el niño también se encuentran:
- anemia materna
- insuficiencia cardíaca congestiva
- hipertensión del embarazo
- desprendimiento de la placenta
- hemorragia post parto
- muerte fetal intrauterina
- bajo peso al nacer
- malformaciones congénitas.
El hipertiroidismo materno, por otro lado, puede causar parto prematuro y preeclampsia (o gestosis). Esta es una complicación grave que provoca hipertensión y presencia de proteínas en la orina y es potencialmente peligrosa tanto para la madre como para el bebé.
Tiroides: ¿cuándo preocuparse?
Como hemos visto, cada enfermedad de la tiroides tiene síntomas específicos, aunque muchas veces estos problemas no provocan trastornos, como los nódulos tiroideos, o solo lo hacen en una fase muy avanzada, como el hipotiroidismo. ¿Cuáles son las campanas de alarma a las que hay que prestar atención? ¿Hay algún signo que pueda ser el indicador de que algo anda mal con su tiroides? Definitivamente sí: algunos cambios pueden hacerte sospechar de un problema de tiroides y es importante no descuidarlos.
Entre estos:
- aumento de peso inexplicable
- pérdida de peso repentina e inexplicable
- cansancio excesivo
- sudoración intensa
- aceleración del latido del corazón
- ciclo menstrual irregular.
Un cambio en la forma o el volumen de la tiroides, como el agrandamiento o la presencia de nódulos, también puede indicar una disfunción tiroidea.
Finalmente, las lecturas anormales de la hormona tiroidea, como una TSH alta o baja, pueden ser una señal de que su tiroides está en problemas.
En presencia de cualquier perturbación o molestia, o si los análisis de sangre han mostrado valores que no están dentro de la norma, es importante discutir con el médico, quien podrá sugerir más investigaciones diagnósticas y una visita endocrinológica para mejorar. evaluar el cuadro clínico.
Qué pruebas hacer para el diagnóstico de una enfermedad tiroidea
¿Cómo sabes si tienes una tiroides que no funciona correctamente? Hay una serie de pruebas que le permiten diagnosticar un problema de tiroides. Suelen ser prescritos por el especialista endocrinólogo después de una visita, si el análisis de la historia clínica y la evaluación de los síntomas referidos por el paciente sugieren una enfermedad tiroidea. Vamos a profundizar en ellos en detalle.
- Exámenes de sangre: son una muestra sencilla para evaluar los niveles de hormonas tiroideas. Los valores de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y la tiroxina (T4) generalmente se miden, a veces también se puede ordenar triyodotironina (T3). Tal y como señala la ISS, niveles altos de T4, asociados a valores bajos de TSH, indican una producción excesiva de hormonas, por lo que son un signo de hipertiroidismo. Por el contrario, los niveles bajos de T4 y los valores altos de TSH son indicativos de hipotiroidismo.
- Mediante análisis de sangre también es posible medir los anticuerpos anti-tiroglobulina (Anti-Tg) y anti-tiroperoxidasa (TPO), que pueden dar información sobre la posible presencia de una tiroiditis autoinmune.
- Ultrasonido: esta técnica diagnóstica permite examinar la estructura y dimensiones de la tiroides, resaltar la presencia de nódulos en el interior de la glándula y evaluar sus características.
- Aspiración con aguja y biopsia: bajo la guía de un ultrasonido, se toma una muestra de tejido con una aguja fina para ser sometida a análisis citológico. Esta prueba diagnóstica se utiliza principalmente en presencia de nódulos con riesgo de malignidad y se utiliza para determinar si hay células cancerosas presentes en la glándula tiroides.
- Gammagrafía: esta prueba consiste en la introducción en una vena de una pequeña cantidad de yodo radiactivo, que se acumula en la tiroides permitiendo su estudio en profundidad con maquinaria especial. Con la gammagrafía es posible analizar la estructura y función de la glándula, distinguiendo entre nódulos benignos y cancerosos.
La dieta de la tiroides
La nutrición es un arma muy importante para el correcto funcionamiento de la tiroides. Sobre todo, es fundamental seguir una dieta rica en yodo, ya que, como hemos visto, este micronutriente es un componente de las hormonas tiroideas, por lo que es fundamental para que esta glándula realice su función de la mejor manera.
El requerimiento de yodo se estima en 150 microgramos por día, que se eleva a 200-250 microgramos por día en mujeres embarazadas, y debe satisfacerse mediante una ingesta nutricional adecuada. ¿Cómo obtener la cantidad adecuada de yodo? Llevar a la mesa alimentos que lo contengan y utilizar sal yodada.
La principal fuente de yodo para el organismo está representada por los alimentos, que lo aportan en cantidades variables. Los alimentos más ricos en este micronutriente son los pescados y mariscos de mar. Los huevos y la leche también contienen cantidades significativas. Las fuentes menores están representadas por la carne, las verduras y las frutas.
Sin embargo, muchos estudios han demostrado que la cantidad promedio de yodo que normalmente se asume con la dieta es insuficiente para cubrir el requerimiento diario de este micronutriente.
Usar sal yodada en lugar de sal común de mesa es la mejor manera de aumentar la cantidad de yodo que introducimos en nuestro cuerpo todos los días.
Una dieta variada y equilibrada y el consumo habitual de sal yodada son los dos aliados más importantes para mantener la tiroides sana y prevenir el desarrollo de enfermedades tiroideas.
¿Qué comer y qué no comer cuando tienes problemas de tiroides?
Una dieta rica en yodo es importante no solo desde el punto de vista preventivo sino también desde el punto de vista curativo, ya que este micronutriente es fundamental para modular la funcionalidad de esta glándula.
Sin embargo, en el caso de un hipertiroidismo manifiesto, es importante reducir el consumo o eliminar los alimentos que podrían aumentar la cantidad de yodo que ingerimos con la dieta.
En presencia de hipotiroidismo, sin embargo, es esencial limitar o evitar los alimentos que pueden interferir con la absorción de yodo. Entre estas, como hemos comentado, se encuentran las crucíferas, una gran familia que incluye la coliflor, la col, la col rizada, la col negra, las coles de Bruselas, el brócoli y los grelos, pero también el rábano, la rúcula, el rábano picante y la mostaza.
La tiroides es, por tanto, una glándula muy preciada, que hay que proteger con una dieta equilibrada y controles periódicos, como análisis de sangre y palpación para identificar anomalías y nódulos. Si notas síntomas que te hacen sospechar que algo anda mal, no los descuides y acude a tu médico: él te aconsejará sobre las pruebas que debes realizar para cuidar la salud de tu tiroides.