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Parasomnias: Qué Son?

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Qué es la Parasomnias, los diferentes tipos y sus posibles causas. Aprende sobre este trastorno del sueño y cómo manejarlo.

Las parasomnias son trastornos del sueño episódicos caracterizados por comportamientos anormales o eventos fisiológicos no deseados que ocurren durante etapas específicas de descanso o transiciones de sueño y vigilia.

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Parasomnias: Qué Son, Causas, Síntomas y Tratamiento

Las manifestaciones típicas pueden incluir movimientos relacionados con el sueño, sueños, emociones o percepciones. Los movimientos de las parasomnias pueden parecer complejos y con un propósito para los demás, es decir, parecen estar destinados a lograr un objetivo; en realidad, quienes la padecen se quedan dormidos y muchas veces no recuerdan que se ha producido el episodio.

En algunos casos, las parasomnias pueden causar traumatismos y perturbar el sueño del paciente o de quienes lo rodean.

¿Qué significa Parasomnia?

Las parasomnias representan un grupo diverso de trastornos del sueño. Estos se caracterizan por comportamientos anormales o eventos fisiológicos inusuales que ocurren mientras duermes.

En particular, las parasomnias pueden ocurrir:

  • Durante el sueño;
  • Mientras duerme;

o

  • Cerca de despertar.

Las parasomnias ocurren sin alteraciones particulares de los mecanismos o ciclos de tiempo diarios del propio sueño.

Parasomnias: ¿qué son?

Parasomnias incluyen una gran variedad de condiciones, completamente diferentes entre sí, que se pueden dividir en:

  • Parasomnias primarias: trastornos del sueño por derecho propio;
  • Parasomnias secundarias: fenómenos indicativos de la presencia de trastornos que afectan a otros sistemas del cuerpo que se producen durante el sueño.

Las parasomnias también se pueden clasificar de acuerdo con las etapas específicas del sueño en las que ocurren (REM, etapa del sueño con movimientos oculares rápidos; no REM o NREM, sueño sin movimientos oculares rápidos).

Las parasomnias más comunes incluyen:

  • Somnambulismo;
  • Pavor nocturnus (episodios de miedo, de gritos nocturnos);
  • Pesadillas (sueños temerosos);
  • Síndrome de piernas inquietas;
  • Alucinaciones hipnagógicas;
  • Calambres en las piernas por la noche.

Clasificación Internacional de Parasomnias

Trastornos del sueño NREM (trastornos del despertar)

Trastornos asociados a la transición sueño-vigilia

  • Movimientos rítmicos del sueño.
  • Mioclono hipnótico
  • Hablar dormido
  • Calambres nocturnos

Parasomnias asociadas al sueño REM

  • Pesadillas
  • Parálisis del sueño
  • Trastornos del comportamiento en REM

Más parasomnias

  • Bruxismo
  • Orina nocturna al dormir
  • Distonía nocturna paroxística (epilepsia del lóbulo frontal nocturna)
  • Síndrome de muerte súbita infantil
  • Ronquido idiopático
  • Apnea del sueño infantil
  • Síndrome de hipoventilación central congénita
  • Mioclono neonatal benigno

Causas y factores de riesgo

Parasomnias: ¿qué las causa?

En general, las parasomnias resultan de una activación del sistema nervioso central, con compromiso, en horas y momentos inadecuados (es decir, durante el sueño), de uno o más de los siguientes sistemas:

  • Sistema motor;
  • Sistema nervioso autónomo;
  • Sistema cognitivo.

Las manifestaciones relacionadas con las parasomnias ocurren con mayor frecuencia dentro de 1 a 2 horas después de quedarse dormido. Un episodio dura de media unos minutos, pero su duración puede ser muy variable (desde unos segundos hasta media hora). A menudo, las personas con parasomnias no recuerdan los episodios.

Las causas que pueden exacerbar el fenómeno aún no se conocen del todo, pero el estrés y las condiciones que perturban el sueño parecen estar involucradas.

Los factores que pueden desencadenar parasomnias o empeorarlas incluyen:

  • Estimulaciones sonoras o luminosas durante el descanso;
  • Distensión de la vejiga (vejiga llena);
  • Trastornos de la respiración durante el sueño (p. ej., apnea obstructiva del sueño, asma, etc.);
  • Hábito de descanso diurno;
  • Alteraciones del equilibrio hidrosalino;
  • Consumo excesivo de alcohol;
  • Tomar ciertos medicamentos, como sedantes y antidepresivos
  • Fiebre (especialmente en niños);
  • Hipertrofia de adenoides;
  • Otitis media;
  • Reflujo gastroesofágico;
  • La privación del sueño;
  • Cena demasiado pesada.

Los factores genéticos también juegan un papel clave: el riesgo de sufrir parasomnias es mayor para las personas que tienen al menos un familiar de primer grado con el mismo problema.

Parasomnias: ¿tiene algún significado patológico?

En la mayoría de los casos, las parasomnias son fenómenos parafisiológicos de evolución benigna, es decir, no se correlacionan con un significado patológico (no se asocian a ningún tipo de enfermedad física o psíquica) y tienden a resolverse espontáneamente. Algunas de estas manifestaciones son bastante comunes, de hecho, durante la infancia y tienden a reducirse o desaparecer con la edad adulta; ejemplos son la enuresis nocturna o el pavor nocturno. Estos trastornos del sueño no patológicos no están asociados con traumas, experiencias pasadas o problemas emocionales.

Sin embargo, si asumen características particulares en cuanto a frecuencia o intensidad, las parasomnias pueden interpretarse como un síntoma de alerta de algunas condiciones patológicas, como la ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático y enfermedades neurológicas. El fenómeno también está presente en sujetos con trastorno límite de la personalidad y esquizofrenia.

Síntomas

¿Cuáles son los síntomas de las parasomnias?

Las parasomnias tienen manifestaciones muy heterogéneas, que aparecen durante el sueño o se ven exacerbadas por éste. A diferencia de las disomnias, estos trastornos no implican insomnio ni somnolencia diurna excesiva.

¿Qué se entiende por Dissonnie?

Al igual que las parasomnias, las disomnias pertenecen al grupo primario de trastornos del sueño y se caracterizan por un descanso disfuncional en calidad, cantidad o ritmo. Esto resulta en dificultad para conciliar el sueño, vigilia nocturna y/o despertar temprano.

Las posibles manifestaciones asociadas con las parasomnias incluyen:

  • Despertar parcial con estado alterado de conciencia;
  • Falta de responsabilidad ambiental;
  • Confusión;
  • Desorientación;
  • Amnesia retrógrada.

Las parasomnias suelen estar asociadas a una activación del sistema nervioso autónomo, con síntomas como taquicardia, palidez, sudoración excesiva, rigidez muscular y respiración acelerada.

Somnambulismo

El sonambulismo es una parasomnia benigna que suele resolverse espontáneamente. Sentarse, caminar por la casa o realizar otros movimientos a veces complejos puede ocurrir después y durante el despertar del sueño no REM (NREM).

Durante los episodios de sonambulismo, el paciente no es consciente del entorno que lo rodea y no reacciona a los estímulos: en realidad, el sonámbulo continúa durmiendo, a pesar de que la actividad motora parece tener un objetivo. Aquellos que experimentan tal parasomnia también pueden hablar o emitir sonidos ininteligibles.

Pesadillas

Las pesadillas son sueños aterradores que ocurren durante el sueño REM y despiertan en un estado de ansiedad. De hecho, estas manifestaciones provocan una fuerte respuesta emocional y van acompañadas de sentimientos como agitación intensa, miedo, ira, tristeza y otras emociones desagradables (definidas como disfóricas).

Las pesadillas suelen ocurrir en las primeras horas del alba y se caracterizan porque el sujeto puede recordar completa y vívidamente el contenido y los detalles del sueño al despertar. Por lo general, la duración del evento es corta (alrededor de 4 a 15 minutos), pero a menudo, después del episodio, es posible que la persona no pueda volver a conciliar el sueño.

Antes de despertarse, la persona emite algunos sonidos o puede moverse involuntariamente, pero rara vez se presentan manifestaciones que indiquen la activación del sistema nervioso autónomo, como palpitaciones, sudoración excesiva, rigidez muscular y respiración acelerada (a diferencia de los terrores nocturnos o pavor nocturnus). .

Estos sueños de contenido aterrador se dan principalmente en niños de entre 4 y 12 años; las pesadillas tienden a ocurrir de manera intermitente y por períodos cortos, luego muestran una remisión gradual y espontánea asociada con el crecimiento.

Pavor nocturno

Pavor nocturnus (también llamado terror nocturno) significa un despertar parcial de un sueño profundo, caracterizado por un estado de intensa agitación. El fenómeno ocurre durante el sueño no REM, generalmente poco después de quedarse dormido (sin embargo, las pesadillas ocurren durante el sueño REM).

El pavor nocturno es un trastorno frecuente sobre todo en niños de 2 a 12 años; ocurre de manera intermitente y por períodos cortos, luego muestra una remisión gradual y espontánea con el tiempo. Los episodios pueden parecer dramáticos: el niño llora, llora, parece asustado, puede retorcerse y no responde a los intentos de consolarlo.

En este tipo de parasomnia, el ritmo cardíaco está aumentado, la respiración es corta y frecuente. El pavor nocturno también se acompaña de palidez, sudoración excesiva y rigidez muscular. Por lo general, el niño vuelve a dormirse después de unos minutos y, a diferencia de las pesadillas, no recuerda estos episodios por la mañana.

Alucinaciones en el sueño

Las alucinaciones del sueño consisten en sensaciones o ilusiones particularmente vívidas que ocurren al comienzo del sueño (hipnagógicas) o al despertar (hipnopómpicas).

Estos fenómenos pueden afectar los ojos u otros órganos de los sentidos y no se distinguen fácilmente de los sueños normales del sueño REM. Las alucinaciones, a veces de contenido extraño o aterrador, pueden confundirse con reales, ya que ocurren en una fase de transición entre el sueño y la vigilia. Las alucinaciones pueden estar asociadas con la parálisis del sueño.

Parálisis del sueño (o parálisis nocturna)

La parálisis del sueño es un trastorno caracterizado por la incapacidad transitoria y generalizada para moverse y hablar antes de dormirse (parálisis hipnagógica) o al despertar (parálisis hipnopómpica). El fenómeno dura desde unos pocos segundos hasta varios minutos, luego retrocede espontáneamente. La parálisis del sueño puede ser muy dramática para el sujeto, que es consciente de no poder moverse, a pesar de las ganas de hacerlo. Los músculos voluntarios están paralizados, como si el cuerpo ya hubiera entrado o todavía estuviera en un estado de reposo, mientras que el cerebro está activo.

Posibles consecuencias de las Parasomnias

Las consecuencias clínicas pueden involucrar a la persona con parasomnia y/oa la persona que duerme a su lado. En general, un episodio no altera significativamente la estructura del sueño, pero la recurrencia en el tiempo puede predisponer, en algunos casos, a la fragmentación del descanso, con efectos sobre la salud general y alteraciones psicosociales.

Diagnóstico

Parasomnias: ¿cuándo conviene consultar al médico?

Desde un punto de vista clínico, las parasomnias son alteraciones del sueño no patológicas: si son ocasionales, los episodios no requieren una atención especial por parte del médico. De hecho, rara vez representan signos de algo grave y generalmente mejoran con el tiempo, especialmente en los niños.

Sin embargo, es recomendable consultar a un médico si:

  • Los episodios de parasomnia se vuelven frecuentes;
  • Se cree que uno está en riesgo de encontrarse con situaciones peligrosas con la posibilidad de hacerse daño o causarlo a otros;
  • Las parasomnias persisten o se desarrollan hasta la edad adulta.

¿Cómo se hace el diagnóstico de Parasomnia?

En la mayoría de los casos, el diagnóstico de las parasomnias es puramente clínico: al derivar los síntomas al médico de cabecera (o pediatra), éste identifica rápidamente el trastorno y, si lo considera oportuno, puede indicar una visita al neurólogo.

Además de definir las características de la parasomnia, la valoración te permite:

  • Descartar otras comorbilidades, como apnea obstructiva del sueño y síndrome de piernas inquietas;
  • Establecer un tratamiento adecuado (si es necesario).

Anamnesia

En el diagnóstico de las parasomnias es muy importante la anamnesis detallada sobre los síntomas, tiempos y periodicidad de los episodios. Durante la discusión con el médico, la persona que padece tales trastornos del sueño puede informar la dificultad que experimenta (por ejemplo, si le cuesta más conciliar el sueño o si duerme más tiempo) y las manifestaciones con las que se presenta.

En base a la información recopilada, el médico puede solicitar una valoración o ya establecer el tratamiento más adecuado para el caso concreto.

Diario de sueño

Para aclarar el cuadro clínico de las parasomnias, el médico puede pedirle al paciente que anote información como:

  • Hora de irse a dormir;
  • Tiempo necesario para conciliar el sueño;
  • Número de horas dormidas;
  • Despertares nocturnos o tempranos;
  • Características de la comida (composición, alimentos ingeridos, etc.);
  • Actividades realizadas durante el día, incluidos eventos particularmente estresantes;
  • Síntomas sentidos;
  • Características del entorno en el que duermes (luces, temperatura, humedad y sonidos).

Polisomnografía

La polisomnografía es un examen instrumental indicado en caso de que sea necesario:

  • Un diagnóstico diferencial con episodios epilépticos durante el sueño (también llamada epilepsia nocturna);

o

  • Cuando se sospeche la presencia simultánea de enfermedades respiratorias.

La polisomnografía permite registrar lo que sucede durante el sueño, aclarando lo que le sucede al paciente cuando descansa. Los parámetros fisiológicos que se evalúan incluyen la actividad cerebral y cardíaca, los movimientos del tórax y las extremidades inferiores y la respiración.

Tratamiento y Remedios

Parasomnias: ¿qué tratamiento se prevé?

No existe una cura específica para las parasomnias y, por lo general, no se recetan medicamentos.

El abordaje del trastorno pasa básicamente por corregir estilos de vida inadecuados y adoptar estrategias útiles para favorecer el descanso.

Para reducir la frecuencia de los episodios de parasomnia, se aconseja:

  • Ir a dormir a la misma hora todas las noches siempre que sea posible
  • Asegúrese de que el dormitorio esté oscuro y tranquilo;
  • Ir al baño (vaciar la vejiga) antes de acostarse, para evitar tener que levantarse durante la noche;
  • Estrategias para lidiar y reducir el estrés: encuentre formas de relajarse, como tomar un baño caliente, leer o respirar profundamente.

Si las parasomnias se presentan en un niño y los episodios suelen presentarse a la misma hora de la noche, se puede intentar mantenerlo despierto unos 15 a 30 minutos antes de la hora en que normalmente se presenta. De esta manera, es posible prevenir su aparición al afectar el ciclo del sueño.

Recordar

Para contrarrestar las manifestaciones típicas de las parasomnias, actuar sobre los factores que favorecen su aparición. En particular, es útil descansar un tiempo adecuado y mantener una rutina relajante antes de ir a dormir.

¿Cuándo están indicados los medicamentos?

Por lo general, las parasomnias suelen ser autolimitadas y no requieren ningún tipo de intervención médica, aunque las manifestaciones pueden persistir durante varios años.

Si el trastorno persiste durante la adolescencia o la edad adulta, cuando sea estrictamente necesario (por ejemplo, episodios frecuentes o riesgo para la seguridad del paciente o de otros), el neurólogo puede prescribir una terapia farmacológica a base de ansiolíticos o antidepresivos para reducir la incidencia de crisis y estabilizar el sueño. En el manejo de las parasomnias, en ocasiones, terapias como la terapia cognitiva conductual o la hipnosis pueden resultar útiles.

Recordar

Por instintivo que sea, tratar de despertar a alguien, adulto o niño, durante las parasomnias es muy difícil, inadecuado y, a menudo, inútil. Cuando un episodio está en marcha, la intervención más útil es velar por la seguridad de la persona y llevarla de nuevo a la cama con delicadeza, tranquilizándola y evitando gestos inconscientes con los que pueda hacerse daño.

Parasomnias: qué hacer

Durante un episodio de parasomnia:

  • Evite movimientos bruscos para reducir la duración del ataque y evitar reacciones agresivas;
  • No intente sacudir o despertar a la fuerza a la persona que sufre de parasomnias: este comportamiento podría aumentar la agitación y prolongar el episodio; es útil, sin embargo, tratar de hablarle con voz tranquila y en tonos bajos;
  • Promover la vuelta a la cama es muy importante para limitar la duración del episodio.

En general, se pueden tomar algunas precauciones para limitar las manifestaciones y duración de las parasomnias, tales como:

Tome medidas de seguridad en el hogar:

  • Retirar los objetos que puedan ser dañinos u obstruir si la persona que sufre de parasomnia se levanta y camina por las habitaciones;
  • Asegúrese de que las puertas y ventanas estén cerradas;
  • Hacer que las escaleras sean inaccesibles (por ejemplo, con una puerta bien cerrada en la parte superior);

Mantener la higiene del sueño:

  • Mantener un ritmo regular de sueño y vigilia;
  • Limite la ingesta de bebidas por la noche, especialmente las que contienen cafeína;
  • Evita contarle a la persona que sufre de parasomnia lo ocurrido durante la noche: esto podría predisponer a trastornos de ansiedad.

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